2 de octubre de 2014

Cada palabra que leas mi alma atravesará

Ha vuelto a dirigirse a mí por escrito y por su cuenta. Él que, según dice y confirman sus amigos, nunca escribe a nadie. El mismo Ángel que me ha escrito cuatro o cinco veces por sorpresa y cuando ha creído conveniente.

Podrían haberse abierto las puertas del cielo para que yo entrase y me quedase dentro para siempre, pero no ha sido así. Esa puta puerta sigue cerrada y no se oye nada al otro lado. Me ha escrito un sábado por la noche con la intención de saber quién de mis amigas es la que está interesada en su amigo Rufo, cuestión que pretende sonsacarme a base de preguntas eliminatorias desde que le hablé del asunto este verano. No ha existido desde entonces ni una sola noche en la que hayamos hablado y no haya intentado averiguarlo.

Su torpeza es de una inocencia de tal calibre que me produce ternura, por lo que respondo su primer texto entre risas ya que me ha escrito él, quien nunca escribe a nadie, y yo le quiero. Acto seguido vuelve a escribirme preguntándome si estoy en el pueblo o en la ciudad donde trabajo. Me sorprende, quedándome un momento pensativa imaginándome al Rufo tentándole para acercarse al pueblo y así salir de dudas. Me animo y le respondo que no estoy en el pueblo, pero que es probable que me acerque el próximo fin de semana. Asimismo le pregunto a él si acaso está en el bar con Rufo o cómo es la cosa. 

Tarda veintidós minutos en contestar que sí, que está con Rufo obviando que se encuentran bebiendo dentro del bar. Añade también que Rufo le pregunta que dónde vive mi amiga. Tengo autorización de Bea para poder hablar de su procedencia y poco más, por lo que esta vez tardo yo más de media hora en responder que vive en 4lcorcón. Esta respuesta aparece en mi teléfono como enviada pero no recibida en el suyo, mientras yo sí recibo las amenazas de Bea para que tan sólo aporte lo ya hablado con él en verano.

Vuelvo a escribirle repitiendo los mismos argumentos que me escuchó en agosto, tal y como Bea me pide, y de mi propia cosecha -constatando que esos argumentos también han quedado enviados pero no recibidos- añado también que haga el favor de no preguntarme más por este tema porque yo bastante tengo con intentar olvidarme de él y encontrar apaño como para encontrárselo a los demás. Lo escribo literalmente con la intención de que lo lea estando completamente sereno a la mañana siguiente.

Al día siguiente, domingo, quien me despierta es Bea martilleándome a mensajes. Son las dos menos cuarto y yo hasta entonces dormía plácidamente. Contesto los mensajes de ella tras comprobar que no tengo noticias de él. Seguidamente compruebo que existió conexión angelical a las once y media de la mañana, motivo por el cual vuelvo a escribir a Bea para que se olvide del asunto explicando que ya aparece mi texto como recibido en su teléfono y que habiéndose conectado no parece querer volver a escribir.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Duerme duerme belleza brillante/ soñando con los gozos de la noche/ duerme duerme: en tu sueño/ pequeñas tristezas se asientan y lloran.

Oh los astutos ardides que se arrastran/ en tu corazoncito dormido/ cuando tu corazoncito despierta/ entonces descargan los aterradores rayos.

Anónimo dijo...

El asunto Céline. Se acuerda? Usté que piensa? Tiene que ser la autentica Céline, no cualquiera tonta del culo que se crea que lo es. Ésas abundan.

Chafan dijo...

No sé de qué me está hablando y no me apetece jugar a las adivinanzas.

Anónimo dijo...

Mierda, desearia que no me superaras tanto en inteligencia.

Anónimo dijo...

En fin, me desprendo de todos los conjuros del pensamiento mágico y de las malas artes de la psicología barata. Mi cerebro está tan frágil y trastornado que me es imposible compartir un código, y mi insistencia impostada tiene la autenticidad de las lapidas.Me voy a algún lugar donde pueda ser medianamente honesto.
Que le vaya bien.